jueves, 8 de noviembre de 2012

Sin Nombre. Capítulo III



7 de julio. 5AM. Ramón comenzó a percibir voces en una de las cadenas de radio, pero el sonido era muy sucio, ya fuera porque la señal no llegaba bien al ser un subterraneo, o porque los alborotadores habían destruido las torres de señalización. Poco importa eso ahora. Ramón se concentró, intentó escuchar… sin demasiado éxito. Simplemente alcanzaba a oir palabras inconexas: aviones… guerra… final… Unidos… hasta que sonó como alguien andaba por lo alto del bunker. Ramón despertó a Carlos con sigilo, y agarraron cada uno un par de palos. Tal vez se trataba de alborotadores que querían las provisiones halladas en el búnker, o militares que habían llegado ya al lugar. Salieron por la puerta del jardín para no levantar sospechas. Sigilosamente se acercaron al muro de la casa y se asomaron. Debido a la oscuridad no lograban a alcanzar a ver su rostro, pero se trataba de un hombre. Ramón abrió uno de los ventanales del jardín e intentó hablar.

-¿Hola? ¿Hay alguien?
-Es peligroso…
-Carlos, están entrando en mi casa, no voy a permitirlo. ¡Eh! ¡Tú! ¡Sal ahora mismo de mi casa!

El hombre parecía impasivo, de pie, y sin moverse. Ramón comenzó a asustarse, todo esto era muy extraño. Ramón decidió entrar, bate en mano. Comenzó a caminar lentamente hacia el individuo, cuando percibió algo que no le gustó nada: una cuerda. Y cuanto más se acercaba más miedo tenía. Aquel pobre hombre pendía de la cuerda, ¡Estaba ahorcado!
Ramón dio una señal a Carlos para que pasara. Ambos le quitaron la bolsa de la cabeza al hombre, y se dieron cuenta de que era un conocido de Ramón, más bien un antiguo vecino.
-¿Le conoces?
-Si…
Se trataba de Pablo, un “amigo” que le visitaba siempre que tenía mono y necesitaba dinero para comprar caballo. Pero Ramón con su obsesión enfermiza del nostradamus, no sólo le negó el dinero sino que además le negó la entrada a su casa, pues no era la primera vez que entraba por la noche a robar para conseguir dinero. En el último mes se tuvo que enfrentar a él en dos ocasiones, ya que quería entrar al búnker.
Ramón estaba asustado. ¿Quién había hecho eso?
Entre los dos bajaron el cadaver y lo contemplaron. Tenía heridas por todos lados, además de un fuerte corte a la altura del ojo izquierdo. La lengua estaba desprendida de la boca, y le faltaba el dedo índice de la mano derecha. Además tenía moratones por todos lados, y alguna costilla rota que notaron al tocar. Ramón sabía que Pablo estaba metido en líos de drogas, pero jamás de este tipo. Sin embargo, no parecía un problema de drogas, porque al inspeccionar el bolsillo vieron una bolsa de maría. Parecía más bien un ajuste de cuentas, por algún chanchullo.
Ramón y Carlos decidieron subir al segundo piso a inspeccionar. Carlos no hacía más que preguntarse si ese era amigo de Ramón, y el porqué de lo poco afectado que se le veía a Ramón, tanto con el cadaver de Rosa, como con el de Pablo. Carlos comenzaba a temer que algo pudiera hacer a las chicas y a él. Pensaba que Ramón no era de fiar, pero, leñe, tiene un refugio que le da una mínima posibilidad de sobrevivir, así que sólo tendría que observar su comportamiento. Ramón subió primero, y comenzó a inspeccionar habitaciones del ala izquierda, y Carlos las del ala derecha. Carlos acabó antes, y se fue con Ramón. Pero lo extraño es que no vieron nada sospechoso, todo estaba en orden, es decir, donde no hay muebles no se puede esconder nadie. Ambos bajaron de nuevo y vieron una imagen absolutamente dantesca, que resume perfectamente la crudeza de la guerra: una niña estaba mirando el cadaver del suelo. Una niña. Una infancia destruida con la crudeza del final de la vida. La muerte, que siempre nos mira con sus ojos saltones. Ahora había destruido la inocencia de un ser inocente. Ramón bajó rápido y agarró a la niña, y la metió en el búnker. La sentó en una silla y la dio un vaso de agua.

-Niña… ¿Dónde están tus padres?
-Ese… ¿Ese señor estaba durmiendo?
-Me temo… me temo que no.
La niña, con lágrimas en los ojos comenzó a temblar, y se limpiaba las lágrimas con los brazos. La imagen no era fácil de ver. Una niña de 5 años a lo sumo acababa de perder la inocencia, por culpa de un imbécil que no supo tener tacto con la niña. Los niños no son tontos. La niña comenzó a llorar mientras Carlos la intentaba calmar.
-Ramón, será mejor que lo dejes, vete a dormir.
-Carlos, no creo que esté bien mentirla.
-No, pero si estaba bien atropellar a un montón de civiles,¿ verdad? ¿Sabes la cantidad de años que me podrían caer en la cárcel como identifiquen mi furgoneta?
-No te va a pasar nada, van a morir todos.
-Sea como fuere, tu orden de valores son escalofriantes!
-Por Dios Carlos, ¡olvida la ética! ¡Mañana cuando suelten la bomba estaremos todos muertos! ¡Yo os ofrezco una posibilidad, la esperanza de seguir con vida! Lo peor que nos puede pasar es que el techo se nos caiga encima…
Al oir eso la niña comenzó a llorar de nuevo, mientras Carlos trataba de tranquilizarla. Claudia entró en esa habitación, y vio a la niña. Ramón estaba apoyado en el canto de la puerta, con un brazo tapándole la cara, y con Carlos intentando tranquilizar a la niña. Ramón salió del búnker y se quedó observando el cielo.

Esa noche se podían ver todas las estrellas. El tendido eléctrico no se había conectado hoy. De hecho era probable que nunca más vieran una farola encendida. Ramón se sentó en el cesped, y contempló las estrellas. Debía pensar, debía recapacitar. Era obvio que algo no estaba saliendo bien. Ramón pensaba que estaría tranquilo en su búnker, sin mayor preocupación. Sin embargo, se encontraba a su ver con dos niñatas a las que les importa más la fiesta que las responsabilidades, con un técnico que ha abandonado a su familia para salvar su culo y con una niña que… ¿De dónde cojones había salido esa niña? Todo esto le sobrepasaba. Y se le encendió la bombilla. Bajó de nuevo, cogió la radio y la subió al jardín, a ver si conseguía oir algo.
Y lo consiguió, consiguió sintonizar la COPE. Coemnzó a escuchar lo que decían, pero allí, al igual que en cualquier rincón de España, el caos era patente. En lugar de los típicos comentaristas había un reportero de blog que se dedicaba a informar sobre lo que ocurría alrededor del globo. Un usurpador de las ondas, un pirata de la radio. Un Orson Welles del nuevo milenio.

-Aasí es amigos, soy Jorge Ramírez y aquí estoy para informarles. Si, el fin de nuestra existencia se acerca, pero no por ello debemos perder la calma. Vamos con una ronda rápida de noticias que se han dado esta noche. La primera, EEUU va a lanzar cinco bombas H3Z en España. Será en las ciudades más importantes, como Barcelona, Sevilla o Valencia. Además lanzará una en Burgos y la última en la sierra de Madrid, siendo el epicentro el Valle de los caidos. Allí se han reunido varios neonazis reclamando justicia, y bajo los cánticos de “Democracia cero” queman banderas republianas. En otro orden de cosas, Coll Bucher ha admitido que la situación se le ha ido de las manos, y ha pedido disculpas al pueblo español. A buenas horas, mangas verdes. El paradero de Bucher es desconocido, se cree que ha podido ir al sur, por donde los comunistas están ganando terreno. Otras fuentes me indican que se ha suicidado. Seguiremos dando detalles. EEUU ha prometido otra H3Z a Austria si no se rinde por la vía pacífica a Alemania, y en un comunicado de hace unos minutos se confirma que Heinz Fischer, presidente de Austria, acaba de dimitir de su cargo, para evitar lo que está ocurriendo en España, y acata las leyes y la constitución de Alemania, así como a Merkel como la soberana. Por si fuera poco, EEUU ha invadido Cuba, y comienza a ganar terreno a los rebeldes. El mundo se está volviendo loco, amigos, pero era algo que se veía venir, sino nadie se explicaría como es posible que en la Guerra Fría no hubiera estallado este conflicto. Lo más extraño es que Rusia no está haciendo nada. ¿Guardará un as bajo la manga? Seguiremos informando.

Ramón apagó la radio. Eran las 7 de la mañana, y parecía que el vecindario estaba en calma. Se recostó en el cesped y, por primera vez en días, pudo dormir.
Los sonidos de los disparos le despertaron. Habría dormido hora y media aproximadamente, y se metió rapidamente al oir los disparos. Cerró la puerta y les dijo a todos que se mantuvieran en silencio. Comenzaron a oir pisadas encima de ellos, y de repente cesaron. Verónica se despertó y fue a donde estaban los demás, pero al ver a la niña gritó como una histérica y comenzó a abrazarla, y ambas comenzaron a llorar. Ramón gritaba que se callaran, y al volver el silencio oyeron de nuevo unos murmullos.
Tras unos minutos comenzaron a forzar una de las puertas del bunker. Ramón y Claudia comenzarón a tirar de la puerta hacia ellos, y Carlos y Verónica hacían lo mismo desde la otra puerta. La niña mientras no paraba de llorar. Finalmente la gente de fuera consiguió abrir la puerta del interior de la casa. Unos militares les obligaron a todos a salir del búnker. Les pusieron en fila en una de las paredes. Ramón consiguió diferenciar entre los militares a Coll Bucher. El instigador de todo. España estaba deprimida, descontrolada, por su culpa.

-¡Tú! ¡Rata asquerosa!
-Agarradle. A este me encargaré yo de darle cuenta. Nombre.
- Soy Ramón, un simple profesor. ¿Qué cojones has venido a hacer aquí, Bucher?
-Creo que es obvio, ¿no? ¡Tienes un refugio antiatómico! Sólo me hace falta la clave que cierre las puertas. Dámela y te dejaré quedarte conmigo.
-¡Eso nunca Bucher, eso nunca!
-Bien, agarrad a la niña. Caballero, tienes dos opciones. La primera de ellas es darme la clave, dejar que las chicas se salven conmigo y así mantener la raza humana. Por otro lado tienes la opción de no dármela y asesinar a todos y cada uno de tus amigos, ante tus ojos, y después asesinarte lentamente a ti. ¿Quién crees que le hizo eso a tu otro amigo? Te teníamos vigilado, desde tu famosa incursión usando a humanos como asfalto.
-¿Fuiste tú? No me esperaba tan buen trabajo de una rata como tú. Mira, Bucher, tú si que tienes dos opciones. Podemos hacer dos cosas. La primera es matarnos a todos, quedarte sin clave y morir aquí fuera. La otra que tenemos es que mandes a todos estos militares a tomar por culo y te quedes con nosotros. Tú eliges.
-¡No estás en disposición de negociar!
-¡El que no puede negociar eres tú!

Se produjo un silencio tenso. Sólo el sonido de los disparos lo rompía. Bucher estaba a punto de apretar el gatillo, y de acabar con la vida de Ramón. Verónica le cogió una pistola a uno de los militares, ¡Y le disparó a la cabeza! Los otros dos soldados intentaron disparar, ¡Pero Verónica abatió a otro en el hombro y al otro le agarró Carlos! Comenzaron a forcejear, mientras Claudia metía a la niña en casa, y Bucher miraba a Ramón.
-¿Alguien más sabe la clave?
-Sólo yo. La pelota está en tu tejado, Bucher. Tú eliges.
Bucher no quitaba la mirada de Ramón, que le sonreía. Bucher bajaba el arma finalmente, y aceptaba las condiciones de Ramón. El otro militar cesó en la lucha, y comenzó a gritar a Bucher, ¡Pero este sin más contemplaciones le disparó en la garganta! ¡Y después disparó al militar que se hallaba en el suelo, disparado en un hombro, y le disparó en la tripa! Bucher entraba en el bunker, mientras Carlos y Ramón cogían las armas, y Verónica vigilaba a Bucher. Ramón metió las armas, cuando comenzó a ver una gran cantidad de aviones. Ramón se metió en el búnker e introdujo la clave en una de las puertas, y la cerró. ¡Después hizo lo propio con la otra, y sonó la explosión!
Un estruendo terrible, que hizo pasar la vida por delante. Ramón comenzó a recordar desde su tierna infancia, como sus padres no le hacían apenas caso por problemas de trabajo, como pasó su adolescencia hasta que conoció a Helena en su graduación, sus años en la universidad, sus primeros trabajos como profesor, sus viajes con su chica a Buenos Aires, su matrimonio con Helena, su luna de miel en París, su regalo del nostradamus… ahí se quedó pensando, mientras una voz le decía: piensas más en ese libro que en mí, ¿Qué tiene ese libro? Me arrepiento de haberlo comprado.
Ramón vio como el libro se abría, y comenzaba a señalar profecías cumplidas, comenzando por la llegada, ascenso y caida de Hitler, las torres gemelas, la 2º guerra mundial, la muerte de Juan Carlos I, el golpe de Estado… y se quedó con una estrofa:

Habrá una gran sequía y se producirá un gran hambre
mundial. Habrá tanta que el hombre se volverá antropófago. El comportamiento
del ser humano se asemejara al de los animales y lucharan por su presa,
compartida por varios devoradores a la vez. El tiempo de duración de la
vida humana quedara reducido casi igual al de los cerdos. Grandes enfermedades,
pestes y cataclismos torturaran la vida en la tierra.

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