martes, 22 de enero de 2013

Trivia: Imitando a Chuck Palahniuk


Desde que terminé mi relato más “famoso” o “popular”, Imitando a Chuck Palahniuk, tenía en mente hacer una trivia con toda la simbología que esta historia oculta. Tenía pensado dejarlo para más adelante, cuando llevara la historia principal más avanzada. Pero, finalmente, me he decantado por hacerlo ahora, y así despejar todo ese ambiente de preguntas sin respuesta que vía twitter, tuenti y demás me habéis dejado. Espero que os ayude a comprender mejor el relato más complejo que he escrito hasta la fecha.

Parte 1:

En primer lugar, comenzar la historia de la mano de un hipnotizador era una idea que me llevaba rondando la cabeza mucho tiempo. Tenía muchas ganas de trabajar en una historia de índole mental, y pensé que esa era la mejor forma de introducirla. Por otro lado, la idea viene muy influenciada por el disco Scenes from a Memory, de Dream Theater. En este disco, el hipnotizador introduce en un sueño a Nicholas, un joven que en sueños ve a una mujer. Gracias a estos sueños esclarece el asesinato de la mujer(Victoria) y da una auténtia lección moral acerca de la muerte.
La estructura de intercalar el tiempo real con sueños es una idea que saqué de la película Inception, de Leonardo DiCaprio, y de la cual soy muy fan. Apoya aún más la idea del misticismo alrededor de la mente humana, de la cual sólo usamos el 6%, y que aún cuando dormimos sigue en funcionamiento en base a sueños y actividades vitales como respirar. ¿Y si los sueños fueran, como dice la famosa frase, deseos refrenados? Clara influencia de Freud sin la necesidad de sublimación por el momento.
El personaje principal, al que nos referiremos como Nº8 al no dar nunca su verdadero nombre, no es una visión de mí mismo, como muchos habéis apuntado. Es una inspiración, mezcla del comportamiento de un amigo, mezcla del personaje de Tyler Durden, antagonista del Narrador sin nombre(otra referencia oculta del blog) en el famoso Best Seller El Club de la Lucha.
Este primer sueño, es un sueño ajeno a mi imaginación: es un sueño real. No mencionaré el autor para salvaguardar su anonimato, pero yo sólo hice las modificaciones justas y necesarias para que me diera el suficiente juego para el relato.
Por otro lado, la forma de relato, intercalando párrafos con frases cortas y directas, es una imitación del estilo que Palahniuk utiliza en la mayoría de sus novelas. Es una forma de hacer que el lector se introduzca de lleno en la obra, ya que el narrador cuenta la historia como si fuera una conversación, algo cotidiano, y algo más directo para la persona que lo lee, lejos de descripciones y artificios de más.
El hecho de que sea In Medias Res se desvelará más adelante. Pero, mientras que esta historia es In Medias Res(es decir, que no es el inicio de la historia), el propio comienzo es otro In Medias Res(Nº8 se pone a recordar en medio del sueño el cómo ha llegado a esa situación, aunque de forma breve). Esto refuerza de nuevo las referencias a Inmception, al colocar una realidad dentro del sueño de la realidad. Sólo que en esta ocasión, he abstraido el concepto para manejarlo a mi antojo.
En cuanto a esa realidad, parece no guardar relación el comienzo de los sueños con la desdicha de sus amigos. En este momento quise mostrar al personaje con indicios de egocentrismo y autoculpa, mezclado con la situación de ansiedad a la que los sueños le obligaban a adentrarse.
Las constantes referencias a elementos de lo más actuales como el Gagnam Style o bebidas alcohólicas es otro elemento muy Palahniuk, para que el lector se identifique y así mantener su atención. Además de enmarcar este relato en un estilo tan personal como es el postmodernismo sucio.
La idea de la zanahora se remite al relato Tripas, de Chuck Palahniuk, aunque con un final bastante diferente.
Como en cada sueño, hay partes que son difusas, saltos en el tiempo en los que faltan partes que no se explican.
Quizá parece forzado el hecho de que el FBI secuestre de la nada a Nº8, pero hay que tener en cuenta que esta historia es In Medias Res, así que ya se explicará.
En el quirófano, ve pasar su propio cerebro, y pierde sus recuerdos. Sin embargo, sigue viendo a la mujer incógnita. Esto es porque las drogas a las que le someten, con la agregación de los softwares y la no estirpación del cerebelo, provocan alucinaciones y exaltación de reminiscencias.

Parte 2:

            El sueño en el que está inspirada esta parte tampoco es mío. Es de otro amigo al que también salvaguardaré su identidad. Es un sueño con menos finalidad que el anterior, pero bastante más moldeable.
            Este sueño quise hacerlo de la forma más asquerosa, enfermiza y metafórica posible, bebiendo mucho del gran Charles Bukowski.
Al ser tan directo, no hay demasiadas incógnitas. Sin embargo, aquí comenzamos a ver de forma más clara la autodestrucción mental por parte de Nº8, y la física por parte del FBI.

Parte 3:

            Esta parte es una vivencia personal ocurrida hace años. Quise captar en esta parte todas las sensaciones por las que pasa un adolescente enamorado, y por ello trato con dulzura esta parte pero sin olvidar la historia principal.
            Las referencias a citas célebres son un guiño a Pigmeo, de Palahniuk.
            El verso introducido de Roberto Iniesta pertenece al Movimiento 3: Lo de fuera, de La Ley Innata, de Extremoduro.
            El último párrafo no es ni más ni menos que un toque de atención a mí mismo, para no olvidar lo que hago y lo que soy. El hecho de hacer un relato tan llamativo en cuanto a formas y a contenido no cambia el hecho de que soy un romántico y un simple humano.
            La figura de Igor la concebí en mi cabeza como una mezcla del Jorobado de Notre Dame en su adaptación Disney y Gollum, de El Señor de los Anillos.
            El hecho de introducir esta vivencia personal como sueño implica las ansias de encontrar una pareja del individuo, algo que le devuelve cierta cordura, si es que en algún momento la llegó a tener. Por otro lado, esto sirve para bajar un poco el listón en lo que a escenas chocantes se refiere. Será el último bajón, porque a partir de aquí la línea de lo macabro aumenta más y más hasta el culmen.

Parte 4:

            El hecho de hacer referencia a sus padres desinteresados en su educación es otra referencia a Tyler Durden y al Narrador sin nombre de El Club de la Lucha.
            La idea de los periódicos me la ofreció John Petrucci, que se inspiró en uno para la canción Peruvian Skies. Además, la noticia del bullying la saqué de El Pais. Por otro lado, la idea de la mitigación del dolor mental con físico me la proporcionó una amiga.
            La idea del abusón víctima de acoso sexual me la ofreció Chuck Palahniuk en su novela Pigmeo.
            El agente McDaniels ya aparecía en el relato escrito anteriormente Long Beach. Para aclarar otra duda, Jeremy, secuestrado al final del relato anteriormente citado, no es Nº8. De hecho, su ausencia a partir de la 6º parte debe ser interpretada como la aparición de McDaniels en Long Beach.
            La referencia de Igor a Kapustin Yar es algo que será explicado más adelante. Kapustin Yar es un pueblo que los soviéticos emplearon para sus experimentos, parecido al Área 51.

Parte 5:

            El número 7 tiene gran valor simbólico en este relato, y en muchos de mis relatos. Es el número mágico, y yo soy muy supersticioso.
            Esta parte es el nexo definitivo con la historia principal. El bombardeo a Trípoli es parte fundamental. Está enmarcado en la Primavera Árabe, lo que sin duda da de lleno con el argumento principal del blog.
            El romanticismo es algo fundamental en todos mis escritos. A excepción de Ántimo, todas mis historias tienen un matiz romántico. Comenzando por la mujer incógnita, la cita del centro comercial, la pareja que hacía el amor mientras se suicidaba, y en este relato, la pareja de niños sin cabezas, pero cogidos de la mano.
            La imagen del hospital con enfermos vivos y fundidos a las camillas la saqué de Saw, de Hostel y de distintos relatos de Creepypastas.
            El nombre de la bomba(H3Z) es recurrente: es el móvil principal de Sin Nombre, la creación de una bomba destructiva para el ser humano pero con el menor impacto a la Tierra.
            Otro nexo a la historia principal, que arranca… con el golpe de Estado en España.

Parte 6:

            El ansia de Nº8 de convertir el planeta en un nuevo jardín del edén no es más que el reflejo de todo lo podrido del ser humano, encarnado incluso en él mismo. Piensa que el problema es la erradicación de una especie, algo que ha hecho el ser humano durante siglos.
            Las dos situaciones plasmadas son dos situaciones ficticias. Insisto en esto, porque no he querido reflejar a nadie en la figura de Daniel, ni es un dualismo maniqueista entre el bien ni el mal, ni es la lucha de polos enfrentados, ni nada parecido.
            Esa reflexión acerca de la muerte es de mi propia cosecha. No es algo que piense realmente, aunque algo de verdad guarda. Como todo, supongo.

Parte 7:

            El leimotiv “Dame tu fe, abrázame” es recurrente en muchas de mis historias. Antes de en esta, salió en Ántimo y en Día de San Valentín. Este estracto está sacado de la canción Ojos Cerrados de Par en Par, de Morgana vs Morgana.
            A lo largo de esta historia, muchas partes eran recicladas en las siguientes partes. Bien, en esta parte final esta acción está llevada al extremo, llegando a copiar literalmente párrafos. Esta idea va girando en torno al concepto Inception de nuevo.
            El hecho de mezclar mitología con realidad actual es algo que voy a seguir explotando como piedra angular de la historia principal. Zecharia Setchin aproves that.
            Todos los sueños se vuelcan en uno, menos el de la 3º parte. Esa vivencia personal la he querido mantener tal cual, antecedente del desenlace final, o como intento de suavizar la reacción al siguiente sueño. Y la quise mantener tal cual porque no quería corromper uno de los mejores momentos que he vivido por un simple relato.
            En cuanto al siguiente sueño, me abstengo de hacer cualquier tipo de comentarios. Hay mucha simbología oculta en este sueño, pero no es ninguna vivencia, ni ningún sueño de nadie. Simplemente es invención mía. Y me sirve de antecedente a la reflexión posterior.
            Todos los sueños se vuelcan en uno, reforzando de nuevo el concepto Inception, y haciendo varias metáforas. Cada acción se corresponde de un inicio y de un final, y ese final enlaza con el comienzo de otra acción. He querido con esto simbolizar un círculo, pues nuestro día a día, nuestra vida cotidiana es un círculo de acciones que repetimos hasta la saciedad. Y sólo está en nosotros mismos romper ese círculo. Quién haya sido capaz de salirse de todo ese sadismo habrá visto el trasfondo de lo que quiero decir.
            Las referencias en mayúscula son versos de Manolo Chinato, de su poema Abrazado a la Tristeza.
            El epílogo es un sueño del pensador de la primera parte.
            El relato en si es una profunda crítica a la concepción principalmente juvenil de la liberación sexual producida en los 90, en la que se puso a sobremesa el “todo vale”, terminando por corromper lo único que quedaba de pureza en el ser humano, el amor.
            El relato es además una crítica constante al consumismo extremo, en el que una prenda vale más por un simbolito(cocodrilos manchados por la sangre de su creador). Es también una tímida crítica al capitalismo, usando la economía como motor de las guerras(como alumno de historia añado: ¿Cuándo dejó de ser así?).
            Además es una crítica a las relaciones sociales. A las relaciones sociales desde el punto de la amistad(Nº8 siempre está envidiando a sus amigos y no se alegra nunca de ellos salvo de Rodolfo, y de hecho condena a Daniel) y de las relaciones sentimentales(en un mundo en el que se cambia más de pareja que de ropa interior).
            Por último, es una crítica directa al ser humano y al propio lector, haciéndole una llamada de atención: ¡Despierta! ¡Juntos podemos cambiar toda la mierda que nos rodea! Y en los tiempos que corren, mi discurso no hace sino ganar validez.
            Sin embargo, el sueño antes del epílogo, el desenlace, no es más que un brote de espeanza en mí. Todo el mundo merece una 2º oportunidad, incluido Nº8, incluido Daniel e incluido el ser humano en general. Pero el amor, por muy corrupto que esté, seguirá moviendo montañas, distancias insalvables, sólo por juntar dos almas hechas la una para la otra. El mundo se cae, es cierto, pero si sigue habiendo gente pura, gente que disfrute con un atardecer, gente que se emocione escuchando a Chopen, si sigue existiendo ese tipo de personas, la raza humana estará salvada. Piénsalo.

domingo, 13 de enero de 2013

Sin Nombre. Capítulo VI


Un olor insoportable, emanado de los sobacos de todos los individuos. Unas garrafas de agua que se agotaban conforme pasaban los días, y un hombre amordazado a una silla.

Día 15 desde que la bomba estalló. Carlos estaba comenzando a sufrir migraña crónica debido a la presión de la situación. Cuando no dormía, el dolor de cabeza que sufría era tan grave que le entraban ganas de cortarse la yugular con unas tijeras y acabar con todo ese sufrimiento. Visto en cierto modo, eso aseguraría la supervivencia del grupo cuando se acabaran los víveres, pero recordó que, a pesar de que la sociedad en la que se crió probablemente ya no existía, el canibalismo seguiría estando mal visto allí dentro. Quizá el hecho de ver a las tres chicas desvalidas con el monstruo de Bucher era lo único que le mantenía con ganas de salir con vida de ese zulo, aún a pesar de que, conforme pasaban las horas, esa idea se desvanecía más y más rápido.
            Verónica no se despegaba del lado de Ramón practicamente en todo el día. Tenía miedo de que ese golpe le hubiera afectado lo suficiente como para no volver a despertarse. Pero algo le aterraba aún más, y era la posibilidad de que muriera. En su relación como vecinos habían creado un vínculo que se alejaba de la simple relación vecinal. Habían tenido sus discusiones típicas, pero siempre se resolvían, y solían ir juntos a exposiciones de arte. El hecho de ver a su amigo así le hacía mucho daño. Pero también le dañaba el pensamiento la idea de que, si él moría, los demás morirían encerrados en ese bunker. Laurita se pasaba las horas muertas jugando con Claudia con cualquier cosa que veían. Inventaban juegos, con sus propias normas, y las aplicaban para hacer sus juegos aún más grandes. Carlos miraba con ternura aquella estampa, pero también estaba preocupado por Verónica, que practicamente no probaba bocado, y por Bucher, que parecía disfrutar de la situación.
            En especial le preocupaba la forma con la que miraba a Laurita, en una mezcla entre ternura, comprensión, pero a la vez ira y venganza. Tenía miedo de que le hiciera algo a alguien, pero en especial a la niña de cinco años. Pasaban las horas, y el general seguía contemplando con la misma atención a esa niña. Dios sabe las locuras que estarían pasando por su cabeza.
            Tan pronto como tarde, Laurita comenzó a hacer preguntas, preguntas obvias que necesitaban una respuesta convincente en una cabeza que tenía todo el tiempo del mundo para maquinar la siguiente pregunta que dejara a su hermana en el atolladero. Y de forma prematura y precipitada, llegó.
-Vero, ¿Por qué te preocupas tanto por ese?
Verónica apartó brevemente la mirada de Ramón, para conceder una mirada de ternura a la niña, y la acarició el rostro mientras respondía.
-Quizá sea porque en el fondo es mi amigo, y me duele verle mal. Es una persona que me ha ayudado mucho, y creo que es justo que ahora yo me preocupe por él.
-¿Y cuando saldremos de aquí, hermanita?
-Creo que aún queda un poquito, pero no te preocupes, pronto saldremos de aquí.
Carlos apareció en la habitación con gesto tranquilo y calmado al ver la conversación entre las dos hermanas, mientras dejaba a Claudia vigilando a Bucher. Carlos agarró a Laurita y la sentó en su regazo mientras él se sentaba en la cama restante, al lado de Verónica. El carpintero ñapas miraba a la niña con dulzura, sabiendo que quizá esa niña era lo único que hacía que no se tiraran de los pelos entre ellos en aquel búnker.
-Te voy a contar una historia – dijo Carlos esperando la reacción de la niña.- Es una historia muy antigua, que me contó mi padre cuando tenía tu edad. ¿Quieres oirla?
-¡Si!
-Vale. Esta es una historia de un chico y una chica que viven muy cerquita. Imagínate unas casas hechas de barro ordenadas en una calle. Son unas personas muy muy pobres, así que no saben lo que es la televisión, ni la luz, ni la radio…
-¿Dónde viven?
-Vivían en México, muy cerca de un lago. Ese lago tenía una ciudad enorme en el centro, en una islita, y se conectaba con tierra firme por tres caminos. Esa ciudad era la más importante en todos los alrededores, y todos los campesinos soñaban con poder visitarla al menos una vez. Corría el año 1520, y eran unos tiempos muy raros para esa población. Desde el mar inacabable, unos seres extraños habían llegado en unos barcos enormes y con muy ricas vestiduras iban quemando los poblados de sus amigos. Eran hombres muy crueles, y la gente pedía ayuda a la gran ciudad. Pero la gran ciudad nunca ayudaba, porque quería defender a sus ciudadanos en el caso de que los señores extraños llegaran a la ciudad.
-¿Y el chico y la chica?
-La chica era una chica que desde pequeñita había trabajado como esclava. Ella había nacido en la gran ciudad, pero sus padres la vendieron como esclava a una de las ciudades de las afueras. Esa ciudad no era de la cultura de la que ella provenía, por lo que se sentía muy sola. Sólo había una persona que la comprendía.
-¿El chico?
-Exacto. Desde jovencitos habían soñado con irse lejos. Él había prometido que cuando tuviera dinero, la liberaría comprándola, y después se casaría con ella. Muchas noches se quedaban juntos mirando las estrellas, mientras pensaban en si los dioses les ayudarían en sus sueños. Pero no siempre las cosas salen como quieres.
-¿Qué pasó?
-Aquellos hombres extraños llegaron a su poblado, y comenzaron a saquear sus casas y a matar a sus animales y a quemar sus bosques. El jefe llevaba una armadura de metal que relucía como la plata, y un caballo tan blanco como su rostro, manchado por la suciedad y el barro. Ese hombre buscaba un intérprete para ir a la gran ciudad. Quería invadirla y acabar con ella. Y la chica se ofreció voluntaria. Quería volver a la gran ciudad, ver de nuevo a su madre, y después matarla, por haberla abandonado. Quería venganza, y haría lo que fuera para conseguirlo. Así que se fue con ellos. El chico no lo entendió, y mientras por el día ayudaba a sus amigos a la reconstrucción del poblado, por la noche lloraba y lloraba porque la chica de la que estaba enamorado se había ido sin él. Así que un día, decidió ir a la gran ciudad y buscarla, y fugarse juntos hacia el norte, donde los aldeanos decían que sólo habían tribus que bailaban alrededor de las hogueras con coronas de plumas.
-¿Y el chico salvó a la chica del hombre malo?
-Realmente el hombre de la armadura no era un hombre malo. Solamente le había cegado el poder. Él no quería matar a nadie, y de hecho quería un intérprete para ahorrarse las guerras. Pero a lo que voy. El chico se colocó delante de la ciudad y vio como estaba todo destruido. La ciudad estaba ardiendo, y en las calles se desarrollaba el combate. Así que cogió una espada que encontró en el suelo y luchó de forma feroz contra los enemigos con armadura y contra los nativos. Sin distinguir unos de otros, fue abatiéndolos de uno en uno, buscando a su amada. Y cuando la encontró, tuvo que enfrentarse al jefe, al hombre malo. Lucharon durante mucho tiempo, con las llamas alrededor, pero finalmente…
-¿El chico salvó a la chica?
Carlos miró a Laurita, queestaba realmente entusiasmada con el cuento. Verónica miraba sonriente a Carlos, y a la vez expectante, por saber si le contaría la verdad o se inventaría el final.
-El chico… El chico… desarmó al hombre malo, que huyó por donde había venido con sus amigos. Y el chico se llevó a su amada y se fueron juntos al norte, donde las tribus danzantes les acogieron y les trataron como a iguales. Y colorín colorado…
-¡Este cuento se ha acabado!
-Ja, ja, qué monada. Bueno, ahora tienes que dormirte, y mañana te contaré otra historia, ¿De acuerdo?
-¡Si!
Laurita se tumbó en la cama y Verónica y Carlos se fueron a la otra habitación con Claudia y el general. Verónica no quitaba el ojo de Carlos, y mantenía una sonrisa que nunca se había visto allí dentro. Claudia continuaba su jueguecito de desquiciar a Bucher, agitando el culo a cada paso que daba, o posándose encima suya para susurrarle cosas al oido… Carlos mientras se sentaba en el suelo, observando la grieta, y alternando esa visión con las bolsas de desechos que se amontonaban en una esquina cercana a Bucher.
-Realmente ha sido una bonita historia.
Los cuatro adultos postraron su mirad en la puerta contigua a la otra sala, y, absortos por aquella visión, recitaron al unísono, salvo el general, el nombre que jamás pensaron que volverían a nombrar.
-¡¡Ramón!!

jueves, 3 de enero de 2013

Sin Nombre. Capítulo V


Capítulo 5

El silencio…
El silencio que venía del exterior, el silencio que se apoderaba del ambiente del búnker, el silencio que no remitía salvo por el tic tac del reloj. El resonar del reloj. La luz que chisporrotea sin un ritmo predefinido. El general tumbado, adormilado y paciente. El anfitrión, tumbado en una cama, desmayado por el duro golpe en la cabeza. El ñapas, inmóvil, visualizando la grieta que ha reparado, con miedo de que se abra. La niña, dormida en una cama, junto a su hermana, asustada, sollozando en silencio. Y su amiga, sentada al lado del ñapas, vigilando las armas apoyadas en la pared, y vigilando al general.
La luz que chisporrotea.
Un olor cada vez más notable a humanidad. Por fin, el general se digna a levantarse. Contempla a Carlos y a Claudia, y, lentamente, comienza a andar alrededor de la mesita de café colocada al lado de los sillones. Comienza a observar detenidamente el contenido de las estanterías, y, con una paciencia inusitada, comienza su discurso.
-Supongo que aún os preguntaréis por qué he hecho todo esto. O, por lo menos, querréis saber las razones que me han llevado a intentarlo.
-Lo que realmente me intriga – Dijo Carlos – Es cómo demonios encontraste este lugar.
-Corrían los rumores cerca de aquí de que un loco había comenzado hacía unos meses a hacerse un búnker en su jardín, para garantizarse la supervivencia ante un posible bombardeo. Por lo que oí, su esposa le dejó, por lo que se ve ni ella le aguantaba.
Bucher caminaba lentamente mientras saboreaba las palabras en su boca.
-Por lo que se ve, ni tan siquiera su propia esposa fue capaz de tragarse la demencia de vuestro amigo… Ramón era, ¿Cierto?
-Ni lo intentes. Te veo venir a kilómetros, fantoche.

Carlos se levantaba y se encaraba a Bucher, que no se amilanaba ante el ñapas. El general, con unas botas de cuero realmente grandes, esbozaba una sonrisa sarcástica ante Carlos, al cual le sacaba media cabeza. Las ojeras de ambos parecían echar una carrera a ver cual llegaba antes al suelo, y el sudor se reflejaba en manchas en la camiseta blanca de Carlos y en la camiseta de hombreras del general.

-Este tío – decía Carlos – intenta ponernos en contra de Ramón, y no lo va a conseguir.
-Nada más lejos de la realidad, - le cortaba Bucher – pero, si se me permite la observación, no deja de resultar extraño el hecho de que unos desconocidos entre nosotros hayamos depositado nuestra fe ciega en un hombre del cual sabemos que hizo un búnker porque sí, guiándose sólo por su instinto, debajo de su casa, y con una de las habitaciones del búnker cerrada con un cerrojo. ¿Creías que no me había dado cuenta?
-No sé de qué estás hablando.
-Bien, te explicaré en qué consiste todo esto, si eres capaz de apartar la vista de esa grieta.

Carlos se quedaba pretificado. Bucher se había dado cuenta del fallo en la estructura del búnker. Ya no podría mantener el secreto el problema, y ahora cundiría el pánico.
-¿Qué grieta? – Preguntó Claudia.
-Hacemos un trato – dijo Bucher, - mi información por tu información.  ¿Qué le pasa a esa grieta?
Carlos no tenía elección. Quería saber a qué se refería con el cuarto secreto, y quería saber por qué Bucher había llevado a su propio pais a la destrucción. Pero también quería proteger a las chicas de un problema que, sin duda, estaría atormentándoles hasta la salida del búnker. Comenzó a caminar mirando las paredes, con el miedo de que la explosión hubiera hecho más daños en la estructura.
-Carlos, ¿Verdad? - Bucher rompió la tensión. – Todos tenemos miedo. No te voy a engañar, yo también lo tengo. Y el hecho de que esa grieta esté sobre nuestras cabezas – dijo señalando la grieta – no nos tranquiliza. Mi información por la tuya, y te prometo que no intentaré nada raro.
-Estoy dispuesto a decir todo lo que sé sobre esa grieta, pero necesito que estén todos despiertos, incluido Ramón. Hasta que eso ocurra, no diré nada. Todos tienen derecho a saberlo.
-Es justo – dijo Bucher sentándose en uno de los sofás – entonces esperemos. Mientras te explicaré cómo es este búnker por lo que he podido observar. Nosotros estamos en la habitación central. Esa apertura de ahí – dijo señalando al techo – es una de las salidas. Ramón la selló con un código antes de que la bomba estallara. Sólo él tiene el código de la puerta, y si no se despierta no podremos salir de aquí. Por desgracia, yo no soy médico, por lo que no sé si en algún momento se llegará a despertar. Pero sé que las provisiones no nos durarán más de una semana, y llevaremos aquí… 6 días a lo sumo. Estamos almacenando nuestros deshechos en bolsas que estamos depositando en esa esquina, tratando de tardar lo máximo posible entre deposición y deposición, pero eso sí, tenemos la suficiente decencia de arrojar nuestras meadas por el desagüe del grifo. Un grifo que, por cierto, no podemos usar, porque probablemente el agua que entre de las tuberías esté contaminada. Así que tenemos por un lado unos víveres que se agotan, un agua en garrafas que se agota, bolsas de deshechos que aumentan y a una niña con sus necesidades, y a un tío encamado sin saber si saldrá o no. – Bucher miraba a Claudia, que no le quitaba ojo, con un gesto de repugnancia – Este es nuestro panorama, Carlos.

Carlos se sentaba en el suelo, cerca de las armas, sin apartar ojo del general, que había optado por tumbarse mientras hablaba.
-En la habitación donde están los otros tres hay otra salida. Está sellada con un código, pero no sé si es el mismo o no. Allí no hay víveres, así que disponemos de lo qué tenemos aquí. Y por último, una habitación cerrada, en la que no sabemos qué hay. Puede ser una 3º salida, que nos lleve por un tunel lejos de aquí. Pero no lo sabemos, porque está cerrada. Así que estas son nuestras alternativas, carlos. Podemos quedarnos de brazos cruzados esperando a que el bello durmiente se despierte, o podemos – dijo mirando a las armas – romper el cerrojo con una bala. Tú decides.
-Yo también estoy oyendo la conversación – dijo Claudia con inquina – y creo que esto nos incumbe a todos. Es más, Verónica debe saber todo esto.
-El día que me deje dar órdenes por una mujer – respondío con furia contenida el general, - prometo que será el último día de mi vida.
El silencio volvió a hacerse en la sala. Claudia miraba a Bucher de forma desafiante, al borde de la pérdida de autocontrol, mientras el general parecía disfrutar con la escena. Sin que nos diésemos cuenta, se había incorporado, y paseaba cerca de las estanterías con parsimonia.
-Te has pasado. No creo que sea justo tratarla así – dijo Carlos enfadado – Además, tiene razón.
-La cuestión aquí es que tú y yo somos los únicos que podemos tomar una decisión clara, sin dejarnos llevar por nuestros estrógenos y nuestras pérdidas de orina.
Claudia se levantaba, y al grito de: “no pienso escuchar más a este machista de mierda” se abalanzaba sobre Bucher con inusitada rapidez, provocando que Carlos les separara a la fuerza. Levantó en volandas a Claudia que movía las piernas intentando dar una patada a Bucher, que comenzaba a reirse. Claudia gritaba que le soltara, mientras Carlos la intentaba hacer entrar en razón. Bucher mientras se acercaba sigilosamente a las armas, hasta que Carlos lo interceptaba con un placaje cuando estaba a punto de recuperar su 9MM. En el suelo, Bucher intentaba decir algo de nuevo, pero Carlos le dio un puñetazo certero, que hizo que Bucher transformara sus intentos de diálogo en insultos hacia Carlos.
-Rápido, - dijo Carlos – tráeme algo para sujetarle.
Claudia buscó por todos lados, hasta encontrar cinta de embalar. Colocó una silla mientras Carlos maniataba no sin dificultad al general. Después, le colocaba sobre la silla, y le ataba como si fuera a embalar un regalo. Acto seguido, ataba sus piernas y, para acallar los insultos y los improperios de Bucher, le amordazaba con tres tiras distintas, y le propinaba otro puñetazo. Tras esto, se sentaba en el sofá, mientras Claudia contemplaba complacida la escena. Comenzaba a caminar cerca de Bucher, moviendo las caderas de forma acompasada y jugando con su pelo con una mano, lo que hacía que Bucher se enfureciera aún más. Claudia se calmaba y comenzaba a reirse, mientras Carlos se tapaba la cara con las manos, intentando desconectar.

Pasaban las horas, y para ellos cada minuto se volvía una eternidad. Todos deseaban caer en un profundo sueño para que las horas pasaran de una forma más rápida. Por desgracia, no descansaban lo suficiente, lo que hacía que los turnos de cama se volvieran cada vez más socorridos y continuados, provocando solapamientos de turnos, y provocando que nunca coincidieran a la vez los cinco supervivientes conscientes. El vivir constantemente con luz artificial les hacía preguntarse cuanto tiempo quedaría para no poder distinguir entre el sueño y la realidad, y de donde provenía la luz suministrada. Sea como fuere, sólo una persona tenía la respuesta: Ramón el ser inconsciente de la otra cama…