jueves, 14 de febrero de 2013

Sin Nombre. Capítulo VIII


-Bien, comienza a hablar de esos dichosos informes.
            -Ramón, debo deciros que igual es demasiado fuerte lo que vais a oir. Es algo realmente preocupante, que cuando lo leí, me dio miedo hasta a mí. Pero es necesario que lo oigáis todos, porque es muy importante.
            Ramón caminaba impaciente de un lado a otro de la sala, mientras Carlos agarraba un cojín con las manos, y las tres chicas miraban impacientes sentadas en el suelo. El reloj ficticio que todos habían imaginado sobre la cabeza de Bucher se volvió más borroso a cada palabra que esbozó en aquella tarde el general. Esa esperanza de ver correr el tiempo para la salida del búnker se desvanecía poco a poco, como la nieve alojada en las montañas en los últimos días de febrero. Como la vitalidad color verde de las hojas de los érboles en pleno invierno. Como la inocencia de aquella niña que se veía obligada a escuchar la cantidad de atrocidades que se plasmaban en la boca de aquel militar. Probablemente, tras aquella tarde, nada volvería a ser igual en ese búnker.
            -Bien, pues como todos sabéis… - comenzó Bucher así su locución – Mi golpe de Estado ha fallado. Esto es un problema muy gordo… Probablemente ahí fuera reinará la anarquía, o peor aún… Un gobierno comunista. Deberíamos asustarnos si ello ha sido así, porque es probable que nos estén esperando cuando salgamos, y muramos todos. Yo, por ser al que están buscando, y vosotros, por darme asilo y refugio. Preparáos para lo peor.
            Los chorretones de sudor caían con rapidez sobre la camisa de Bucher, que había perdido su color original conforme pasaban los días y las sensaciones en su organismo. El sudor de la frente se mezclaba en el tórax con el emanado de los sobacos, en una sensación indescriptible de suciedad y, progresivamente, de una humedad en el ambiente que crecía a pasos acompasados. No era la excepción. En todos estaba sucediendo algo parecido.
            -Podríamos decir que en marzo comenzaron a caer los últimos reductos de imperialismo en el norte de África. Primero fue Egipto, después fue Libia, de la forma más violenta que se recuerda en las últimas décadas, y teníamos informes de que Yemen y Siria no correrían un destino diferente. Esto podía ser un arma de doble filo… Podría conseguir el pueblo el poder, pero por otro lado…
            -¿Vuestro miedo era que los islamistas se hicieran con el poder?
            Bucher fulminaba con la mirada a Verónica, que había efectuado la pregunta con un tono parecido al sarcasmo pero sin llegar a concretarlo por reflejar su propio “miedo” a que esa afirmación fuera cierta.
            -Si. Ese era el miedo. No soy economista, ni vosotros tampoco, y, de hecho, lo único que puedo hacer es daros una explicación de economía de bar. Pero… - dijo Bucher esbozando una sonrisa entrecortada, mirando a cada uno de los presentes – así lo entenderemos todos. Si los islamistas llegaran al poder, ello implicaría el cierre de los pozos petrolíferos a EEUU, comerciando sólo con Rusia, que a su vez encarecería el precio ante una posible compra de los yankees. Esto acrecentaría la crisis global  a niveles prebélicos. En el fondo, eso era un contexto prebélico. Por eso EEUU lanzó las primeras bombas H3Z sobre Libia, para parar una posible rebelión. En el fondo, a EEUU le venía bien tener a Mubarak y a Gadafi ahí arriba, porque se aseguraban que esas zonas no se rebelarían…
            -No siempre es así. – Dijo Ramón rapidamente.
            -Así es, y por eso estamos aquí. En los informes sobre los lanzamientos de bombas en Libia, había reflejado algo que era absolutamente insólito. Un control de reconocimiento espía chino avistó por casualidad lo que pareció un cyborg.
            -¿Un cyborg? – Dijeron los otros 5 a la vez.
            -Si, una persona completamente cubierta de láminas de metal, con cañones asociados a unas estructuras metálicas que hacían la función de piernas. Con un casco con visera que recubría el rostro del sujeto en cuestión. No sabemos qué hacía ese cyborg ahí, ni sabemos tampoco cómo pudo desaparecer sin dejar más rastro que el desmembramiento de una mujer cerca de un pozo. No sabemos para quién trabajaba, si es que participaba en algún bando. – Tras un breve suspiro, prosiguió – La información acerca del cyborg nos la facilitó un espía infiltrado en el propio gobierno chino. Fue descubierto y desde entonces no sabemos nada de nuestro contacto. Esto provocó que Jiang Zemin sufriera un complot hacia su persona. Fue acusado de traidor por colaborar con nuestro espía y fue asesinado junto a su familia en el más absoluto secreto. Y esto lo sabemos, porque nos enviaron el video, en el que Zemin era obligado a matar a nuestro espía, y después él era asesinado ante los ojos de su familia. Las vejaciones que sufrieron los cadáveres después os las ahorraré. La muerte de Zemin provocó una radicalización de la política china, y un acercamiento muy peligroso a Corea del Norte, que realmente tenía un programa nuclear muy elaborado y conciso. Todo esto os lo cuento de forma breve, pero así lo entenderéis todos.
            -Continúa. ¿Qué tiene que ver España en todo esto? – Dijo Carlos impaciente.
            -En principio, España no tenía nada que ver. Pero estaba muy cerca de Egipto y de Libia, ya sabéis. Sí, más cerca está Italia por ejemplo, pero Italia no tiene una tradición… islámica, por así decirlo. Así es, todavía creen que al-Ándalus les pertenece, y querían recuperarlo a toda costa. Es la única explicación posible, es muy pueril, pero no teníamos datos acerca del interés que podía suscitar España a estas zonas. Fue en estos momentos cuando el rey cayó de un disparo en la sien, a manos de un terrorista al que la policía llevaba vigilando durante mucho tiempo, y fueron incapaces de pararle. Pronto se descubrió que era un infiltrado de Kim Jong Il. Pero no nos adelantemos. En estos momentos no debe existir ni ONU, ni OTAN, ni Unión Europea. Alemania y Francia pidieron como ya sabéis a la ONU la entrada en Libia de forma humanitaria para arreglar la destrucción que EEUU provocó sin tener en cuenta la voz de la ONU. Tan sólo dos paises se opusieron: EEUU y Rusia. Jamás entendimos por qué Rusia hizo eso, pero eso provocó que China, Irán y Corea del Norte se opusieran también. Esto hizo perder popularidad internacional a EEUU que rapidamente se desligó de los otros 4 paises. Rusia ni confirmó ni desmintió la alianza con los anteriores paises. Pronto más paises se sumaron a China y compañía: Venezuela, Bolivia, Cuba…

            Ramón asentía, interesado con cada palabra que esbozaba el militar, cosa que llamaba mucho la atención de Carlos, que desde hacía un rato había dejado de observar a Bucher para centrarse en Ramón. Había soltado el cojín y había arqueado sus brazos sobre sus rodillas, estudiando cada posible gesto sospechoso que pudiera hacer Ramón. Mientras tanto el general proseguía su locución.
            -Estos paises, a excepción de Rusia y de EEUU, decidieron abandonar con rapidez la ONU, lo que provocó que EEUU se mostrara hostil hacia estos territorios, mientras que Rusia decidía posicionarse de forma neutral.
            -¿Estamos hablando de una nueva Guerra Fría? – Dijo Claudia cortando al militar.
            -No vuelvas a interrumpirme, mujer. – Bucher cerró la boca mientras veía cómo Claudia le hacía burla y se reía en su cara. Cuando acabó la joven, prosiguió. – No hablo de una guerra fría. Ni siquiera defiendo lo que hizo EEUU. Cuento lo que pasó, y es esto. La ONU se vio desbordada, ante una situación que se le iba de las manos, pero debía actuar rápido si no querían acabar como la Sociedad de Naciones. Fue en este momento cuando la ONU dio un ultimatum a los paises que abandonaron la Organización. Los paises que no estaban a favor del ultimatum, como Argentina, Afganistan o Chile, decidieron abandonar también la Organización. Fue en este momento cuando Corea del Norte invadió Corea del Sur sin apenas resistencia y amenazó claramente a Japón, que exigía acciones sobre Corea. La respuesta a Corea fue la invasión de Alemania a Austria, rapidamente solucionada por la diplomacia de Heiz Fischer y del canciller Werner Faymann, en un intento claro de evitar una nueva guerra en Europa. Realmente esos austriacos se bajaron los pantalones esperando una violación inminente. Por si fuera poco, Gran Bretaña invadió Irlanda del Norte, y no obtuvo ninguna resistencia. Ninguna. Todos los paises querían evitar la guerra, y se rendían con facilidad. Libia pasaba a ser un protectorado estadounidense al no oponerse la ONU a ello. Y es en este momento, cuando el avión presidencial explota.
            Nadie dijo nada al oir estas palabras. Nadie se atrevía a mirar a Bucher, que comenzaba a incomodarle tanto silencio, así que decidió romperlo de forma tajante.
            -Nosotros no hicimos ese atentado. De hecho ni tan siquiera teníamos planeado en estos momentos un golpe de Estado. Pero cuando me llamaron en plena noche, confirmándome la explosión, lo vi claro. Todos necesitábamos asimilar todo ese aluvión de noticias. Miradme, por favor. Todos, todos necesitábamos tiempo para asimilar todo aquello. Europa se estaba volviendo loca, EEUU comenzaba a expandirse sin oposición, como Corea, y Rusia no tenía provisto hacer nada. Y todos estos atentados… Estábamos indefensos, y aunque el ser un protectorado yankee era lo mejor que nos podía pasar, necesitábamos tiempo. Porque había muerto un hombre que había dado su vida por España, que había parado otro Golpe de Estado, y que se merecía otro final. No soy un santo, pero en ese momento no miraba por mi propio beneficio. Está en vuestras manos creerme o no.

            Carlos seguía mirando a Ramón, que no parpadeaba ante lo dicho por el militar. Claudia ya no sonreía. Claudia ahora estaba alterada, tratando de controlarse ante todo lo que había dicho. Laurita miraba a su hermana tratando de ver si ella lo entendía. Verónica estaba confusa, no parecía entender nada de lo que le había dicho. Se tapó la cara con las dos manos y permaneció así durante minutos. Bucher miraba al suelo, con la esperanza de que le soltaran de esa incómoda silla. Ramón le miraba fijamente, con una postura absoluta de frialdad ante lo dicho. Carlos se levantó rapidamente.
            -Bueno, ¿Se puede saber qué te pasa?
            -No entiendo… - Se apresuró a decir Ramón, sorprendido por la reacción.
            -Ni has pestañeado cuando has oido lo dicho por este capullo.
            -Quizás es porque no me sorprende…
            -¿Qué no te sorprende? ¿Ahí fuera está muriendo gente y no te sorprendes? ¿Qué clase de bicho raro eres tú?
            Carlos se llevó las manos a la cabeza y comenzó a andar de un lado a otro intentando tranquilizarse, pero Claudia y Verónica no apartaban su vista de él, algo que le incomodaba.
            -¿Sabes lo que creo, Ramón? Que este tipo y tú estáis compinchados. Si, es así. Creo que Ramón hizo el búnker para dos personas porque esperaba a la sanguijuela de la silla. Creo que no esperaba ni de coña que nosotros cuatro estuviéramos aquí, y de no ser por el golpe de Ramón, probablemente nos habrían matado ya y nos estarían comiendo. Creo que el paripé que montásteis antes de entrar aquí fue eso, un paripé, para acabar con los soldados de este tipo, y de paso, quién sabe, acabar con alguno de nosotros. Y estoy seguro de que en cuanto salgamos, si no vigilamos las armas, nos van a volar la cabeza.
            -Te estás equivocando. Yo no conozco a Ramón de nada – le espetó Bucher con rapidez – de hecho, fue uno de mis soldados el que me habló de este refugio.
            -No te creo una puta mierda, rata. Seguro que lo que has dicho antes es basura, sucia mentira para que te creamos en tu papel de víctima y te soltemos y así nos mates, porque sabes que si cuentas la verdad no te soltaremos nunca y acabarás con una bala entre ceja y ceja.
            -No te hagas el héroe, machote. Deja de ver películas de espías y vuelve al mundo real.
            -Si vuelves a hablarme de esa manera te mato, capullo. ¡No voy a dudar en reventarte el pecho con una bala de escopeta, así que no me toques las pelotas, y reconoce que Ramón y tú estáis compinchados!
-¡¡NO CONZCO DE NADA A RAMÓN!!
-Yo si. – Dijo Ramón, para el asombro de las tres chicas y del propio general – Pero eso es otra historia. Si no te importa, Carlos, deja acabar al Bucher, y después decidiremos qué hacer.
-A la mierda, capullo. ¡Nos has engañado durante todo este tiempo! Seguro que ni estaba desmayado, tenía comida escondida o algo por el estilo.
-Déjate de paranoias, tranquilízate.
-No me digas que me tranquilice, gordo. – Dijo Carlos agarrando del brazo a Ramón, que rapidamente le aplicó una zafadura, le agarró el brazo derecho por la espalda provocándole una luxación y controlándole. Le obligó con la luxación a tumbarse en el suelo, y le aplicó una llave con la que tranquilizó a Carlos hasta desmayarle. Después le colocó de forma lateral y se levantó.
Las chicas estaban horrorizadas ante lo que acababan de ver. Los ojos no podían estar más abiertos. Laurita lloraba en silencio detrás de su hermana, que no se creía lo que acababa de ver. Jamás pensó en que su vecino, aquel hombre aparentemente inofensivo, sería capaz de hacer eso. Aunque realmente no le debía sorprender aquello, teniendo en cuenta que tenía un búnker en su jardín. Ni tan siquiera Bucher se creía lo que acababa de ver, por lo que se había callado al instante. Ramón se colocó en el centro de la sala, y comenzó a hablar.
-Bueno, creo que por hoy ya es suficiente. Bucher, te quedas sin mordaza a partir de ahora. Vosotras, a dormir ahora mismo. Por Carlos no os preocupéis. Voy a atarle, y a amordazarle, y pronto decidiremos qué hacer. Pero ya basta de discusiones por hoy.

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