-Bien, comienza a hablar de esos dichosos informes.
-Ramón,
debo deciros que igual es demasiado fuerte lo que vais a oir. Es algo realmente
preocupante, que cuando lo leí, me dio miedo hasta a mí. Pero es necesario que
lo oigáis todos, porque es muy importante.
Ramón
caminaba impaciente de un lado a otro de la sala, mientras Carlos agarraba un
cojín con las manos, y las tres chicas miraban impacientes sentadas en el suelo.
El reloj ficticio que todos habían imaginado sobre la cabeza de Bucher se
volvió más borroso a cada palabra que esbozó en aquella tarde el general. Esa
esperanza de ver correr el tiempo para la salida del búnker se desvanecía poco
a poco, como la nieve alojada en las montañas en los últimos días de febrero.
Como la vitalidad color verde de las hojas de los érboles en pleno invierno.
Como la inocencia de aquella niña que se veía obligada a escuchar la cantidad
de atrocidades que se plasmaban en la boca de aquel militar. Probablemente,
tras aquella tarde, nada volvería a ser igual en ese búnker.
-Bien, pues
como todos sabéis… - comenzó Bucher así su locución – Mi golpe de Estado ha
fallado. Esto es un problema muy gordo… Probablemente ahí fuera reinará la
anarquía, o peor aún… Un gobierno comunista. Deberíamos asustarnos si ello ha
sido así, porque es probable que nos estén esperando cuando salgamos, y muramos
todos. Yo, por ser al que están buscando, y vosotros, por darme asilo y
refugio. Preparáos para lo peor.
Los
chorretones de sudor caían con rapidez sobre la camisa de Bucher, que había
perdido su color original conforme pasaban los días y las sensaciones en su
organismo. El sudor de la frente se mezclaba en el tórax con el emanado de los
sobacos, en una sensación indescriptible de suciedad y, progresivamente, de una
humedad en el ambiente que crecía a pasos acompasados. No era la excepción. En
todos estaba sucediendo algo parecido.
-Podríamos
decir que en marzo comenzaron a caer los últimos reductos de imperialismo en el
norte de África. Primero fue Egipto, después fue Libia, de la forma más
violenta que se recuerda en las últimas décadas, y teníamos informes de que
Yemen y Siria no correrían un destino diferente. Esto podía ser un arma de
doble filo… Podría conseguir el pueblo el poder, pero por otro lado…
-¿Vuestro
miedo era que los islamistas se hicieran con el poder?
Bucher
fulminaba con la mirada a Verónica, que había efectuado la pregunta con un tono
parecido al sarcasmo pero sin llegar a concretarlo por reflejar su propio “miedo”
a que esa afirmación fuera cierta.
-Si. Ese
era el miedo. No soy economista, ni vosotros tampoco, y, de hecho, lo único que
puedo hacer es daros una explicación de economía de bar. Pero… - dijo Bucher
esbozando una sonrisa entrecortada, mirando a cada uno de los presentes – así lo
entenderemos todos. Si los islamistas llegaran al poder, ello implicaría el
cierre de los pozos petrolíferos a EEUU, comerciando sólo con Rusia, que a su
vez encarecería el precio ante una posible compra de los yankees. Esto
acrecentaría la crisis global a niveles
prebélicos. En el fondo, eso era un contexto prebélico. Por eso EEUU lanzó las
primeras bombas H3Z sobre Libia, para parar una posible rebelión. En el fondo,
a EEUU le venía bien tener a Mubarak y a Gadafi ahí arriba, porque se
aseguraban que esas zonas no se rebelarían…
-No siempre
es así. – Dijo Ramón rapidamente.
-Así es, y
por eso estamos aquí. En los informes sobre los lanzamientos de bombas en
Libia, había reflejado algo que era absolutamente insólito. Un control de
reconocimiento espía chino avistó por casualidad lo que pareció un cyborg.
-¿Un
cyborg? – Dijeron los otros 5 a la vez.
-Si, una
persona completamente cubierta de láminas de metal, con cañones asociados a
unas estructuras metálicas que hacían la función de piernas. Con un casco con
visera que recubría el rostro del sujeto en cuestión. No sabemos qué hacía ese
cyborg ahí, ni sabemos tampoco cómo pudo desaparecer sin dejar más rastro que el
desmembramiento de una mujer cerca de un pozo. No sabemos para quién trabajaba,
si es que participaba en algún bando. – Tras un breve suspiro, prosiguió – La información
acerca del cyborg nos la facilitó un espía infiltrado en el propio gobierno
chino. Fue descubierto y desde entonces no sabemos nada de nuestro contacto.
Esto provocó que Jiang Zemin sufriera un complot hacia su persona. Fue acusado
de traidor por colaborar con nuestro espía y fue asesinado junto a su familia
en el más absoluto secreto. Y esto lo sabemos, porque nos enviaron el video, en
el que Zemin era obligado a matar a nuestro espía, y después él era asesinado
ante los ojos de su familia. Las vejaciones que sufrieron los cadáveres después
os las ahorraré. La muerte de Zemin provocó una radicalización de la política
china, y un acercamiento muy peligroso a Corea del Norte, que realmente tenía
un programa nuclear muy elaborado y conciso. Todo esto os lo cuento de forma
breve, pero así lo entenderéis todos.
-Continúa.
¿Qué tiene que ver España en todo esto? – Dijo Carlos impaciente.
-En
principio, España no tenía nada que ver. Pero estaba muy cerca de Egipto y de
Libia, ya sabéis. Sí, más cerca está Italia por ejemplo, pero Italia no tiene
una tradición… islámica, por así decirlo. Así es, todavía creen que al-Ándalus
les pertenece, y querían recuperarlo a toda costa. Es la única explicación
posible, es muy pueril, pero no teníamos datos acerca del interés que podía
suscitar España a estas zonas. Fue en estos momentos cuando el rey cayó de un
disparo en la sien, a manos de un terrorista al que la policía llevaba
vigilando durante mucho tiempo, y fueron incapaces de pararle. Pronto se
descubrió que era un infiltrado de Kim Jong Il. Pero no nos adelantemos. En
estos momentos no debe existir ni ONU, ni OTAN, ni Unión Europea. Alemania y
Francia pidieron como ya sabéis a la ONU la entrada en Libia de forma
humanitaria para arreglar la destrucción que EEUU provocó sin tener en cuenta
la voz de la ONU. Tan sólo dos paises se opusieron: EEUU y Rusia. Jamás entendimos
por qué Rusia hizo eso, pero eso provocó que China, Irán y Corea del Norte se
opusieran también. Esto hizo perder popularidad internacional a EEUU que
rapidamente se desligó de los otros 4 paises. Rusia ni confirmó ni desmintió la
alianza con los anteriores paises. Pronto más paises se sumaron a China y
compañía: Venezuela, Bolivia, Cuba…
Ramón
asentía, interesado con cada palabra que esbozaba el militar, cosa que llamaba
mucho la atención de Carlos, que desde hacía un rato había dejado de observar a
Bucher para centrarse en Ramón. Había soltado el cojín y había arqueado sus
brazos sobre sus rodillas, estudiando cada posible gesto sospechoso que pudiera
hacer Ramón. Mientras tanto el general proseguía su locución.
-Estos
paises, a excepción de Rusia y de EEUU, decidieron abandonar con rapidez la
ONU, lo que provocó que EEUU se mostrara hostil hacia estos territorios,
mientras que Rusia decidía posicionarse de forma neutral.
-¿Estamos
hablando de una nueva Guerra Fría? – Dijo Claudia cortando al militar.
-No vuelvas
a interrumpirme, mujer. – Bucher cerró la boca mientras veía cómo Claudia le
hacía burla y se reía en su cara. Cuando acabó la joven, prosiguió. – No hablo
de una guerra fría. Ni siquiera defiendo lo que hizo EEUU. Cuento lo que pasó,
y es esto. La ONU se vio desbordada, ante una situación que se le iba de las
manos, pero debía actuar rápido si no querían acabar como la Sociedad de
Naciones. Fue en este momento cuando la ONU dio un ultimatum a los paises que
abandonaron la Organización. Los paises que no estaban a favor del ultimatum,
como Argentina, Afganistan o Chile, decidieron abandonar también la
Organización. Fue en este momento cuando Corea del Norte invadió Corea del Sur
sin apenas resistencia y amenazó claramente a Japón, que exigía acciones sobre
Corea. La respuesta a Corea fue la invasión de Alemania a Austria, rapidamente
solucionada por la diplomacia de Heiz Fischer y del canciller Werner Faymann,
en un intento claro de evitar una nueva guerra en Europa. Realmente esos
austriacos se bajaron los pantalones esperando una violación inminente. Por si
fuera poco, Gran Bretaña invadió Irlanda del Norte, y no obtuvo ninguna
resistencia. Ninguna. Todos los paises querían evitar la guerra, y se rendían
con facilidad. Libia pasaba a ser un protectorado estadounidense al no oponerse
la ONU a ello. Y es en este momento, cuando el avión presidencial explota.
Nadie dijo
nada al oir estas palabras. Nadie se atrevía a mirar a Bucher, que comenzaba a
incomodarle tanto silencio, así que decidió romperlo de forma tajante.
-Nosotros
no hicimos ese atentado. De hecho ni tan siquiera teníamos planeado en estos
momentos un golpe de Estado. Pero cuando me llamaron en plena noche,
confirmándome la explosión, lo vi claro. Todos necesitábamos asimilar todo ese
aluvión de noticias. Miradme, por favor. Todos, todos necesitábamos tiempo para
asimilar todo aquello. Europa se estaba volviendo loca, EEUU comenzaba a
expandirse sin oposición, como Corea, y Rusia no tenía provisto hacer nada. Y
todos estos atentados… Estábamos indefensos, y aunque el ser un protectorado
yankee era lo mejor que nos podía pasar, necesitábamos tiempo. Porque había muerto
un hombre que había dado su vida por España, que había parado otro Golpe de
Estado, y que se merecía otro final. No soy un santo, pero en ese momento no
miraba por mi propio beneficio. Está en vuestras manos creerme o no.
Carlos
seguía mirando a Ramón, que no parpadeaba ante lo dicho por el militar. Claudia
ya no sonreía. Claudia ahora estaba alterada, tratando de controlarse ante todo
lo que había dicho. Laurita miraba a su hermana tratando de ver si ella lo
entendía. Verónica estaba confusa, no parecía entender nada de lo que le había
dicho. Se tapó la cara con las dos manos y permaneció así durante minutos.
Bucher miraba al suelo, con la esperanza de que le soltaran de esa incómoda
silla. Ramón le miraba fijamente, con una postura absoluta de frialdad ante lo
dicho. Carlos se levantó rapidamente.
-Bueno, ¿Se
puede saber qué te pasa?
-No
entiendo… - Se apresuró a decir Ramón, sorprendido por la reacción.
-Ni has
pestañeado cuando has oido lo dicho por este capullo.
-Quizás es
porque no me sorprende…
-¿Qué no te
sorprende? ¿Ahí fuera está muriendo gente y no te sorprendes? ¿Qué clase de
bicho raro eres tú?
Carlos se
llevó las manos a la cabeza y comenzó a andar de un lado a otro intentando
tranquilizarse, pero Claudia y Verónica no apartaban su vista de él, algo que
le incomodaba.
-¿Sabes lo
que creo, Ramón? Que este tipo y tú estáis compinchados. Si, es así. Creo que
Ramón hizo el búnker para dos personas porque esperaba a la sanguijuela de la
silla. Creo que no esperaba ni de coña que nosotros cuatro estuviéramos aquí, y
de no ser por el golpe de Ramón, probablemente nos habrían matado ya y nos
estarían comiendo. Creo que el paripé que montásteis antes de entrar aquí fue
eso, un paripé, para acabar con los soldados de este tipo, y de paso, quién
sabe, acabar con alguno de nosotros. Y estoy seguro de que en cuanto salgamos,
si no vigilamos las armas, nos van a volar la cabeza.
-Te estás
equivocando. Yo no conozco a Ramón de nada – le espetó Bucher con rapidez – de hecho,
fue uno de mis soldados el que me habló de este refugio.
-No te creo
una puta mierda, rata. Seguro que lo que has dicho antes es basura, sucia
mentira para que te creamos en tu papel de víctima y te soltemos y así nos
mates, porque sabes que si cuentas la verdad no te soltaremos nunca y acabarás
con una bala entre ceja y ceja.
-No te
hagas el héroe, machote. Deja de ver películas de espías y vuelve al mundo
real.
-Si vuelves
a hablarme de esa manera te mato, capullo. ¡No voy a dudar en reventarte el
pecho con una bala de escopeta, así que no me toques las pelotas, y reconoce
que Ramón y tú estáis compinchados!
-¡¡NO CONZCO DE NADA A RAMÓN!!
-Yo si. – Dijo Ramón, para el
asombro de las tres chicas y del propio general – Pero eso es otra historia. Si
no te importa, Carlos, deja acabar al Bucher, y después decidiremos qué hacer.
-A la mierda, capullo. ¡Nos has
engañado durante todo este tiempo! Seguro que ni estaba desmayado, tenía comida
escondida o algo por el estilo.
-Déjate de paranoias,
tranquilízate.
-No me digas que me tranquilice,
gordo. – Dijo Carlos agarrando del brazo a Ramón, que rapidamente le aplicó una
zafadura, le agarró el brazo derecho por la espalda provocándole una luxación y
controlándole. Le obligó con la luxación a tumbarse en el suelo, y le aplicó
una llave con la que tranquilizó a Carlos hasta desmayarle. Después le colocó
de forma lateral y se levantó.
Las chicas estaban horrorizadas
ante lo que acababan de ver. Los ojos no podían estar más abiertos. Laurita
lloraba en silencio detrás de su hermana, que no se creía lo que acababa de
ver. Jamás pensó en que su vecino, aquel hombre aparentemente inofensivo, sería
capaz de hacer eso. Aunque realmente no le debía sorprender aquello, teniendo
en cuenta que tenía un búnker en su jardín. Ni tan siquiera Bucher se creía lo
que acababa de ver, por lo que se había callado al instante. Ramón se colocó en
el centro de la sala, y comenzó a hablar.
-Bueno, creo que por hoy ya es
suficiente. Bucher, te quedas sin mordaza a partir de ahora. Vosotras, a dormir
ahora mismo. Por Carlos no os preocupéis. Voy a atarle, y a amordazarle, y
pronto decidiremos qué hacer. Pero ya basta de discusiones por hoy.
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